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Microbioma y acné: menos complicado de lo que parece.

Lo que debes saber para no ponerte nervios@ cuando te salen granos.

Todos hemos experimentado algún tipo de brote y a veces parece que ha aparecido de la noche a la mañana.

¿Cómo ha ocurrido esto? Inmediatamente hacemos una lista mental de los posibles desencadenantes: ¿fue el estrés, las hormonas, la dieta, el producto?

Sabemos que, a nivel básico, el acné se produce dentro del folículo sebáceo por un exceso de células cutáneas, sebo, inflamación y presencia de bacterias conocidas como Propionibacterium acnes (P. acnes). Sin embargo, también sabemos que el proceso del acné es todo menos básico.

 

 

 

Profundicemos en el único elemento de este proceso que siempre nos acompaña: las bacterias.

P. acnes forma parte de la flora natural de la piel y representa alrededor del 87% de las bacterias. Crece en el interior de los folículos, vive de forma anaeróbica y se alimenta del sebo producido por las glándulas sebáceas. En su mayor parte, esta bacteria puede ser relativamente inofensiva; sin embargo, si los folículos se obstruyen, los bajos niveles de oxígeno y la acumulación de sebo crean un entorno privilegiado para el crecimiento de P. acnes.

Utilizando el sebo como fuente de energía, la bacteria produce lipasa que convierte los triglicéridos en glicerol y ácidos grasos, causando inflamación e irritación. La inflamación desencadena entonces la respuesta inmunitaria innata y los glóbulos blancos se activan. A continuación, liberan enzimas destructivas y radicales libres que causan grandes daños en el tejido circundante. Este daño suele estimular la producción de más mediadores proinflamatorios, lo que facilita la multiplicación de la bacteria y la continuación de su círculo vicioso. Si comprendemos el comportamiento del P. acnes, podremos controlar mejor cómo se puede tratar el acné.

El P. acnes produce porfirinas, que son grupos de compuestos orgánicos que desempeñan funciones importantes en procesos como el transporte de oxígeno y la fotosíntesis. Cuando se observa la piel bajo una lámpara de Wood, se pueden ver incluso como manchas o puntos fluorescentes. El P. acnes sintetiza y almacena grandes cantidades de porfirinas que, en última instancia, favorecen los tratamientos con LED, como el uso de una luz azul para tratar el acné. La luz azul excita las porfirinas, lo que hace que liberen radicales libres en las bacterias, matándolas así de dentro a fuera.

 

 

Una situación pegajosa

Las bacterias también producen un mecanismo natural de autoprotección llamado biofilms. Se trata de grupos de bacterias que se adhieren a una superficie y están incrustadas en una capa de baba pegajosa. La biopelícula rodea a los microbios y les ayuda a adherirse al folículo y puede promover aún más la hiperqueratinización. Este mismo pegamento biológico que permite la cohesión de la biopelícula, también puede hacer que los queratinocitos se peguen entre sí creando comedones.

La investigación también ha demostrado que la formación de biofilms parece ser un comportamiento natural de las bacterias, pero esta formación tiene una consecuencia: parece ser resistente a los antibióticos, una terapia común para el tratamiento del acné que incluye medicamentos tópicos y orales. Se sospecha que los antibióticos no pueden penetrar en la biopelícula porque las bacterias están fuertemente agrupadas.

 

 

 

 

¿Qué hay en una cepa?

El P. acnes reside en la unidad pilosebácea, pero su presencia no significa necesariamente que un individuo vaya a tener acné. Varios estudios han indicado que algunas cepas específicas de la bacteria P. acnes se asocian más comúnmente con la piel propensa al acné que con la piel normal, lo que puede indicar por qué algunos individuos están más predispuestos a tener brotes mientras que otros no.

Un estudio de la UCLA descubrió que las bacterias del acné contienen cepas “malas” asociadas a los granos y cepas “buenas” que pueden proteger la piel. A través de la metagenómica, o el estudio de la recogida y el análisis de las bacterias de nuestro entorno, la investigación ha descubierto tres cepas específicas de P. acnes en el microbioma de la piel; dos de ellas dominantes en la piel acneica y una cepa en la piel sana.

A medida que los científicos siguen examinando la relación entre nuestro microbioma y el acné, podemos al menos orientarnos hacia ingredientes clave específicos para ayudar a contener la formación de acné y mantener el P. acnes a raya.

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